top of page
  • Foto del escritorCERON & CO

Tener sentido de la previsión



Planear la sucesión entre una generación y otra o darle continuidad a un legado, necesariamente requiere de la existencia de un patrimonio cierto y sustentable en el tiempo, así como de valores o mandatos que puedan vivirse y ejecutarse respectivamente. Por otra parte, la preparación para una sucesión implica, de manera obligada, la existencia de sucesores y que éstos estén preparados para darle continuidad y vida al legado de las generaciones anteriores.


Para dar certidumbre a este proceso, conviene repasar algunos aspectos que disminuirán los riesgos para una sucesión ordenada y un eficaz cumplimiento de los mandatos o deseos de los fundadores.


Para incrementar el éxito de un proceso de renovación, además de prepararse y planearlo, es fundamental asegurarnos de que tenemos materia de sucesión y sucesores.


Organizar y blindar el patrimonio


1. El patrimonio debe ser conocido de manera cabal, lo que implica identificar los distintos tipos de activos, su estatus jurídico, sus características de valor y los riesgos inherentes a su naturaleza. Asimismo, conviene identificar si existe algún tipo de gravamen u obligación sobre la disposición del patrimonio o si junto con los haberes patrimoniales de una sucesión, existe también algún tipo de obligación que tenga que ser cubierta. La práctica más recomendada es la de tener un balance patrimonial y una estrategia definida según la naturaleza del activo.


2. En la sucesión conviene que el patrimonio se encuentre estructurado de forma tal que favorezca la distribución y su disfrute conveniente, dentro de un marco jurídico que garantice certidumbre a la propiedad y eventualmente su realización o venta.


3. Los valores de un patrimonio pueden sufrir deterioro si no se prevén los costos fiscales de su transmisión, por lo que es conveniente seleccionar las estructuras jurídicas que los optimicen desde esta perspectiva.


4. Para proteger el patrimonio, a la sucesión y a los fines que se le quiera dar al primero, es conveniente planearlo de manera que no pierda valor cuando se divide y sí facilite los fines para los cuales fue constituido o formado. Conviene entonces asesorarse para el conocimiento de los múltiples instrumentos que pueden favorecer los fines de las sucesiones.


5. Un patrimonio sin una debida previsión respecto de su gestión puede inhibir sus capacidades de crecimiento, rentabilidad y manejo prudente del riesgo. Por lo que sería prudente definir la manera como el patrimonio tendrá que ser administrado y eventualmente distribuido.



Organizar y proyectar la continuidad de la empresa


Cuando un patrimonio integra activos empresariales, conviene establecer y dejar bien reguladas las estructuras de gobierno y dirección que puedan darle continuidad al negocio, los procesos y estructuras directivas que favorezcan su crecimiento y la ejecución alineada de los mandatos de gestión.


1. Una empresa debe contar con una estrategia definida y una organización alineada que sea capaz de ejecutar bajo diferentes escenarios. Respecto de la estrategia, es conveniente que cuando una empresa forma parte de un patrimonio y se desea que ésta siga siendo un generador de riqueza, que dicha estrategia sea sustentable, dinámica, diferenciadora de su competencia y reconocida por el mercado. La ausencia de una estrategia con estas características pone en riesgo el futuro de la empresa y con ello se vulnera la capacidad de darle cumplimiento a los mandatos sucesorios o deseos de la familia fundadora.


2. Las empresas familiares con frecuencia enfrentan situaciones en las que es conveniente tener claros los límites y las responsabilidades de los numerosos agentes y personas que participan en ella. De manera particular, establecer las reglas de participación de la familia en la empresa, es una condición de buen gobierno y de orden que evita múltiples problemas en la sucesión, en el interior de las familias y en las relaciones con otros profesionales en el negocio.


3. La sucesión es un tema delicado, ya que ésta involucra asuntos tan variados como: la estrategia y su sostenibilidad, los procesos y su continuidad, y las personas y sus capacidades. Por ello, es conveniente contar con una planeación que favorezca y permita el que estos tres aspectos se aseguren y se conjuguen eficazmente en el momento de transcurrir entre una generación y otra. Lo más recomendable es anticiparse y planear antes de que sea obligado ejecutar un cambio, además de darse el tiempo para ir fortaleciendo estructuras e introducir los cambios que le darán estabilidad y asegurarán los resultados.


4. La continuidad de las empresas depende también de sus capacidades de adaptación frente a los cambios en el entorno. Contar con un plan de continuidad que prevenga el desarrollo de competencias, la constitución de reservas y eventualmente el manejo prudente de los riesgos, es lo que puede ofrecer una perspectiva saludable de crecimiento y continuidad a las organizaciones familiares.



Formar y mantener unida a la familia


Finalmente, las empresas familiares han de ser capaces de convertir su emprendimiento primario en capacidades de emprendimiento en el futuro, a fin de evitar que en la sucesión se ponga más acento en los aspectos distributivos que en los que generan riqueza y valor para la sociedad. La palanca sobre la que se ha de construir hacia el futuro es la formación de la familia y el sostenimiento de sus valores fundacionales.


1. En el interior de las familias, la figura del fundador o el patriarca deriva en las sucesiones a las del mediador, líder o referente. Anticipar esa situación es una medida de prudencia de la que se puede tomar ventaja para ir formando y empoderando a las personas que pueden ser guardianes de los valores y el legado de las familias y así favorecer su unidad en el tiempo.


2. El cuidado y fomento de los valores deberá preverse e incardinarse dentro de las culturas organizacionales, y reforzarse con la conducta ejemplar de los fundadores, las familias y los sucesores, ya sean familiares o externos. Los valores fundacionales de las empresas familiares frecuentemente encuentran su origen en la necesidad económica o de realización personal, el trabajo esforzado e irrestricto, el ejercicio de la prudencia que se inhibe frente al riesgo indebido, pero que impulsa hacia el logro constructivo y un fuerte sentido de familia que se expresa en la unidad, el cuidado y el respeto por las personas.


3. Las estructuras familiares en la sucesión que son formadas por las diferentes ramas de la familia fundadora presentan diferentes perfiles, necesidades e intereses y siempre nuevos valores producto de la incorporación de las familias extendidas. La práctica más recomendada para armonizar las diferencias nos la facilita la elaboración de los acuerdos familiares, donde se consignan los valores y las reglas que deben seguirse respecto al uso de los bienes comunes y los criterios a seguirse en caso de diferencias entre familiares.


4. Favorecer la educación de las siguientes generaciones, para hacerlos capaces de enfrentar las situaciones que las circunstancias o la fortuna les fueran deparando, es un aspecto fundamental que sólo puede ser promovido e impulsado por el ejemplo y la disposición de los medios adecuados a las capacidades de los miembros de las siguientes generaciones. Un plan de formación de competencias para la sucesión ya fuera para la propiedad, el gobierno, la dirección o el ejercicio independiente de sus propios intereses, es fundamental para cuidar los valores de la familia y darle continuidad a su legado.


5. Un aspecto de orden práctico pero muy efectivo, es prever la manera de administrar los asuntos relativos al patrimonio de las familias. La definición de responsables de la administración, la rendición de cuentas y la prestación de servicios asociados son prácticas que ahorra los conflictos que se derivan de la necesidad de compartir propiedad en activos comunes.




Kommentare


bottom of page