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La importancia de una buena comunicación



Cuando no hay mensajes claros los conflictos y diferencias pueden ser frecuentes. el compromiso y la motivación se pueden perder y la relación de confianza entre familiares incluso desaparecer.

La comunicación asertiva es el eslabón que favorecer la consecución de resultados, se ejecuten correctamente y establezcan compromisos más allá de lo convenido o expresado. Esto es así en todo tipo de relación humana y —desde luego— en las organizaciones. Por ello, en las empresas familiares y, al interior de las familias, es particularmente útil saber comunicarse y hacerlo bien de manera personal.


En cualquier relación humana la comunicación resulta determinante hacia el éxito de cualquier interacción. Sin embargo, aún siendo una característica diferenciadora de los seres humanos, no siempre es algo que sepamos hacer de manera asertiva.


La comunicación es fundamental para trabajar en la empresa familiar. Muchas veces se asume que entre la misma es buena y que por eso se trabaja en armonía. No obstante es más frecuente el caso contrario debido a suposiciones, prejuicios y falsas expectativas que van haciendo la dinámica al interior de las familias y sus empresas más compleja. Al mismo tiempo se van acumulando asuntos de los que no se habla y que van mermando el desempeño y generando conductas duales que lejos de unir, más bien separan.


Dicho lo anterior, en las empresas familiares convendría hacer un esfuerzo especial para comunicarse efectivamente; entre ramas familiares, entre generaciones y entre los miembros

de la familia y los ejecutivos de las empresas. No sólo con el objetivo de favorecer la continuidad del negocio, la armonía y la transferencia de legados de una generación a otra; sino también, para facilitar la dinámica diaria de la operación que impacta positivamente cuando se desarrollan las capacidades de comunicación asertiva.



Relaciones y comunicación al interior de las empresas familiares


Al interior de las empresas familiares y las familias, existen distintos tipos de relación entre ellos, las de padres e hijos, tíos y sobrinos, familia nuclear y política, y, por último, las que se producen entre distintas generaciones al interior de la familia o en el ámbito de la empresa.

En la comunicación padres e hijos interviene el factor emocional y las expectativas alrededor de su relación al interior de la familia. Está influida por las capacidades, habilidades y la educación de cada uno de los miembros que integran la familia.


Es común que la comunicación también esté determinada por las costumbres, de la existencia o no, de estructuras jerárquicas y el respeto que se dan entre sí padres e hijos.

Existen diferencias entre los hijos y las relaciones con sus padres por razones de afecto y cercanía; así como por la confianza que se han depositado unos en los otros.


Cuando las familias van creciendo se amplían los lazos entre primera y segunda generación; entre segunda y tercera y, con frecuencia, entre primera y tercera.

Entre las distintas ramas familiares, la comunicación puede verse también influida por prejuicios y percepciones de las diferentes familias políticas. También pueden existir intereses variados al compartir valores diferentes o participar de realidades distintas.

Las diferentes capacidades y la competencia que se establece de manera natural entre las familias y, especialmente, la tercera generación puede dificultar una comunicación efectiva y afectiva que promueva la unidad. Al tiempo que se desarrollan cercanías o afectos distintos entre diferentes miembros de la familia que —en muchas ocasiones— no coinciden con las afinidades o afectos en toda la familia.


La edad cronológica, los valores y la cultura propia de una época así como los lenguajes, las herramientas y en este momento el impacto que produce entre las generaciones el nuevo paradigma tecnológico, influyen en la comunicación intergeneracional, ya que al tener diferentes perspectivas, visiones y estilos de vida, su comunicación es mucha más difícil. Lo es más cuando no se comparten los mismos valores o no se dominan las herramientas y el lenguaje apropiado o se ven afectados por limitaciones sociales o económicas provocados por ese cambio de paradigma.


La edad biológica es una determinante en cómo nos comunicamos, a lo que estamos acostumbrados y la facilidad con la que accedemos a la información. No es lo mismo acceder a la información a través de la investigación, la formalidad y el protocolo que acceder a la información en la palma de la mano a través de las nuevas tecnologías. Las circunstancias de la sociedad donde se crece y la forma en que se fue educado; así como el medio en el que se desarrolla la vida productiva determinan la manera en cómo nos comportamos, trabajamos y, por supuesto, nos comunicamos.


Todas estas variantes nos permiten visualizar un entorno complejo en términos de relaciones y la comunicación al interior de las familias. Sólo la sensibilidad, la rectitud de intención, la firmeza de carácter, la claridad mental, el sentido común y la madurez pueden ayudar a desarrollar una comunicación asertiva al interior de las familias.



Comunicación y estilos personales


Para conseguir una comunicación asertiva entre diferentes personas, ayuda el saber identificar y conocer sus rasgos de personalidad y la manera como han desarrollando su propio estilo de relación.


En términos generales, se puede decir que los estilos de comunicación se determinan en función de la orientación y preferencia que las personas tienen al enfatizar o privilegiar entre las siguientes opciones:

  • Las tareas y los resultados; hay personas que privilegian las tareas por sobre las personas y los resultados por sobre los procesos.

  • Las personas y las relaciones; hay quienes le dan especial atención a las personas, sus sentimientos y emociones por encima de cualquier otro valor.

  • El cambio y las opciones; también existen personas que están constantemente buscando el cambio y generando opciones y ponen poca atención en el sostenimiento del statu quo.

  • Las relaciones causa – efecto; otros ponen especial interés en encontrar los porqués de las cosas y enfatizan en los procesos y la lógica por encima de las relaciones humanas o el cambio mismo.


A partir de lo anterior, podríamos identificar cuatro grandes tipos de estilos de comunicación y/o relación que estaríamos encontrando al relacionarnos unos con otros. Conocer estos tipos facilitará la comunicación asertiva y —sobretodo— la comprensión de unos respecto de los otros. Sin embargo, es importante hacer notar que no existen estilos completamente puros y por ello se tiene que observar con cuidado a las personas con las que tenemos y queremos relacionarnos para conseguir una mayor empatía.


  • Estilo A. Este estilo privilegia el análisis de las cosas y su orientación es hacia procesos. Este perfil gusta del detalle, el análisis y los hechos concretos.

  • Estilo B. Este estilo privilegia las relaciones y su orientación es hacia las personas. Este perfil gusta del consenso, la colaboración y la relación personal.

  • Estilo C. Este estilo privilegia la creatividad y su orientación es hacia el cambio. Este perfil gusta de las interacciones, el desarrollo de nuevas ideas y la acción.

  • Estilo D. Este estilo privilegia la acción y la tarea; su orientación es hacia resultados. Este perfil gusta de la precisión, el resultado y lo directo.


Entre las distintas ramas familiares, la comunicación puede verse influida por prejuicios y percepciones. también pueden existir intereses variados al compartir valores diferentes o participar de realidades distintas.

Guías para la comunicación:

  • Al relacionarnos con el estilo A: conviene que se planifique conjuntamente, se presente información escrita, se llegue a decisiones y se le dé importancia a la lógica, la precisión y la calidad.

  • Al relacionarnos con el estilo B: conviene que se acuerde quién hace qué y cuándo, se ofrezca apoyo y ayuda, se establezca la manera de medir las cosas y que se sea sincero y se compartan los sentimientos.

  • Al relacionarnos con el estilo C: conviene que se produzcan acuerdo en los objetivos comunes, que se mantenga una escucha activa, que se reconozcan las ideas y se colabore y, por último, se aproveche el entusiasmo y las aspiraciones de las personas.

  • Al relacionarnos con el estilo D: conviene que se detallen las reglas básicas y las responsabilidades previamente, se establezca quién está a cargo de qué, se ciña a los hechos y se cuide de emitir juicios, ser respetuoso pero directo, se presenten los hechos, se privilegien los resultados y la información de manera ejecutiva.


Comunicación efectiva en la empresa


En la empresa la comunicación no sólo tiene que ver con el mensaje, es clave pensar en las formas, a quién está dirigido y el momento en el que tiene que hacerse. Para ello algunos consejos prácticos son:

  • Escuchar antes de hablar. El mejor comunicador es el que escucha más de lo que habla. ¿Qué es lo que el otro me tiene que decir?

  • Analizar al receptor del mensaje. ¿A quién va dirigido tu mensaje?

  • Antes de comunicar, pensar cuál es el propósito de ello. ¿Qué esperas que ocurra?

  • Ser preciso con tus ideas y siempre verificar que se haya entendido tu mensaje. ¿Qué fue lo que entendiste? ¿Quedó claro?

  • Utilizar un lenguaje sencillo y pensar en el estilo de comunicación del otro. ¿Cómo lo digo?

  • Transmitir tu mensaje en el momento adecuado para el receptor. ¿Cuándo lo digo?

  • Escribir las ideas antes de decirlas puede ayudar a tener claro el mensaje. ¿Tiene estructura?


Para conseguir lo anterior debemos desarrollar aptitudes para escuchar con el fin de ser más conscientes del impacto que su estilo tiene sobre los demás. Conviene desarrollar un estilo asertivo para con los demás, utilizar un lenguaje que demuestre que escuchamos, entendemos y estamos abiertos al diálogo.


Por último, conviene enfocarnos en los asuntos y no en las personas, cada vez que se tenga un problema que tuviéramos que resolver.



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